DENTRO DEL TELÓN QUE DECÍAN DE ACERO, QUE PARA MI ERA DE CHAPA Y MALA
La
extinta URSS tomó a Hungría como lugar donde probar las nunca demostradas bondades del sistema
capitalista, el del supuesto libre mercado, el del "quiero tó, dámelo tó". Hasta
entonces por allí dominaba el gris o quizás mejor lo dicho por el poema de Paul
Verlaine “una monótona languidez”.
Por tanto nada mejor que la colorista, y entonces ruidosa F1, para ver algo
desconocido en esas tierras llamados los “anuncios”, las vallas publicitarias
de marcas como Coca-Cola, John Player Special, Johnnie Walker, Marlboro,
Shell o Winston.
Hungría se extiende sobre una superficie de algo más de 93.000 km2, estando habitada por unos 10 millones de aborígenes. Lo que producen representa siete veces
menos que el PIB español, eso sí, con la quinta parte de población y
también de extensión patria. Como anécdota, la industria del cine "X", es la responsable de un 1.5% de ese "Producto
Interior Bruto". La capital es la ciudad de Budapest, constituida por la unión de
dos ciudades, Buda-Óbuda, en la
orilla oeste y Pest, en la este, en
el año 1873, dada la partición natural
de la misma por el rio Danubio. Fue considerada como “una perla” dentro de la monolítica política económica de la
desaparecida URSS, basando su fama en la producción de pequeña máquina
herramienta y un potente sector primario, tanto en el sector agrícola como en
el ganadero, basados ambos en las exportaciones al resto del bloque dada la
calidad de sus productos.
La bandera de Hungría data de 1849 y tiene tres franjas horizontales de idéntico tamaño, con los colores
rojo, blanco y verde respectivamente, ordenados de arriba hacia abajo. En
cuanto al significado de los colores, diríamos que el rojo recuerda la sangre de los caídos
en el campo de batalla, el verde la vegetación del país y el blanco la
pureza de las almas del pueblo húngaro. Lo más típico en cuanto a la
gastronomía es el Gulash o guiso de
carne, vegetales y legumbres, aderezado con Paprika o pimientos rojos. La bebida húngara de referencia se llama
Pálinka y es un aguardiente de
frutas. Recordar para siempre la fecha del 24.08.2003,
como la 1ª victoria de Fernando Alonso en la fórmula 1 a bordo de un Renault R23.
Sobre lo
acaecido durante la semana, hablaba
recientemente de las posibles similitudes entre el futbol y la F1, de
aquello de “salir
a sudar la camiseta y darlo todo hasta el pitido final o hasta la last lap”.
Pues los gerifaltes de la FIFA no lo deben de ver así, dado que la ocurrencia u
homenaje de Nico Rosberg a la hora de
decorar su casco con la copa del mundo obtenida por la selección alemana en
el mundial de Brasil, pues fue
inmediatamente prohibida por el máximo organismo futbolero. Según ellos
“el uso no autorizado de las marcas
oficiales, socava tanto la integridad
de la Copa del Mundo, como los intereses
de toda la comunidad del fútbol". Yo más bien diría que los intereses,
monetarios claro está de algunos, son tan enormes que ni con un buen pico y una
pala, podrán
ser socavados jamás.
A comienzo de los años 80, la entonces llamada Televisión Española, pues la radio era “nacional”
e iba por libre, puso en pantalla los sábados por la mañana, un programa
musical llamado “La bola de cristal”. Pues eso es lo que desearía tener
Fernando Alonso y así atisbar que tal pintan los coches de diferentes equipos
para el año 2015, para así tomar una decisión y claro está, acertar. Y es que
según contó el piloto de Ferrari “llevo 14 años pilotando y he visto muchos
proyectos”. Que una cosa es lo soñado sobre planos en estas fechas y
otra muy distinta lo que luego se alumbra, engendra, crea o produce, para
correr o no sobre la pista allá por el mes de Enero. Que solo le faltó añadir “¡desilusiones
desde hace tiempo, muchas, y muy variadas en color rojo!”
Puede
que sea la edad, o quizás el poseer un
carácter un tanto adusto, arisco y desabrido. Que me refiero claro está, al
tricampeón de mundo Niki Lauda, que
anda repartiendo estopa, desde hace tiempo, por los cuatro puntos cardinales.
En los últimos días, calificó al bólido
de McLaren como una “castaña”, bueno dijo “mierda”
pero lo primero queda más fino, para luego decir lo mismo del coche de Ferrari,
véase “Cavallino Flaqueante”. Días
más tarde sin embargo, y creo que sorprendió a muchos, declaró que Williams no le está dando las oportunidades que se
merece a la pilota Susie Wolff, pues con un poco menos de gasofa en el
depósito y unos compuestos más blandos durante los entrenos en que participó, “sería
la admiración de todo el mundo”. Pues espero que Claire Williams, la Team Manager, tome buena nota.
Tras lo
apuntado por Niki, acerca de cómo rumba el actual hierro rojo de Ferrari, el jefe de la Scuderia Marco Mattiacci,
imagino que con permiso y/o tutela de su patriarca Luca Cordero di Montezemolo,
no quiso opinar de lo publicado, aduciendo posibles “extrapolaciones” a lo
verdaderamente dicho. Así que en llano castellano se podría decir “paso de tó y también de su body”. En cuanto
a descifrar cómo va el coche del 2015, desveló que es un “proyecto muy grande que necesita
de una visión de 360º”. Pues sin ánimo de repetirme, insisto en que lo
necesario se
llama profesionalidad carrerística, saber en qué se está, tener claro lo que se
quiere y sobre todo dejarse de tanta “parole, parole”, para un seguro acierto, atino o diana.
El australiano Daniel Ricciardo nos ofreció sus sensaciones ambivalentes acerca de la pista de
Hungaroring. Así supimos “es tan estrecho
y revirado que quizás no sea un diseño ideal para un Gran Premio; es como
Mónaco sin muros”. Bueno, creo que para ser más precisos, yo diría que sin vallado y
también claro está, sin gentes glamurosas que beben Moët & Chandon todo el
rato y comen caviar, aunque Rusia esté a ahí al lado para lo segundo. Luego
continuó diciendo “conducir es muy satisfactorio pero las carreras quizás no, es genial en calificación, con baja carga
de gasolina y ruedas nuevas, pues tiene unas excitantes secuencias de curvas”.
Pues o yo no carburo bien, o el
ri@sueño de Ricciardo anda algo bajo los efectos de un hondo “jet
lag”.
Y ya
algo más despejado, nos habló precisamente de eso, de cuestiones oníricas, de sus aspiraciones
y quimeras. Pues resulta que a pesar de su lejano ADN italiano, no
se pone como objetivo máximo conducir para Ferrari, que ya tiene bastante con
disfrutar de la gastronomía del país de Leonardo y Miguel Ángel. Según Daniel,
todo esto viene dado por una cuestión de “tópicos”,
de que muchos pilotos tienen ese sueño pues a sus padres “les encanta Ferrari por su gran
historia y patrimonio cultural”. Y en parte estoy con RIC, pues para
que vale todo eso, si luego año tras año, hacen unos “ladrillos con ruedas”
inconducibles, unos mazacotes nada competitivos, y encima han dejado de ser
hasta bonitos, esbeltos y gráciles sobre el asfalto.
Decía la máxima latina, allá por los tiempos del emperador Julio Cesar, “Divide et impera”, es decir, “divide y
vencerás”. No creo que en aquella época hubieran pensado que eso
llegaría hasta nuestros días, aplicado
eso si, a una pieza muy importante en los
nuevos power unit V6. Y me refiero claro está al turbo, pues como bien
sabéis, la configuración de este componente en el propulsor de Mercedes, parece que pueda estar marcando la
diferencia con el resto, o al menos darles algunas décimas. Así que las
gentes de Renault, que no emplean esta configuración pues lo llevan “to juntico”,
explorarán y evaluaran implementar algo similar en su motor, según palabras
textuales del jefe de operaciones de la marca del rombo, monsieur Rémi Taffin.
Cuando “sea mayor”, quiero tener el curro de Charlie Whiting, y seguro que muchos
más como yo. Posiblemente algunos podrán discrepar de esta opinión y deseen cultivar
orquídeas, hacerse vinateros o sencillamente optar por la tranquilidad de la
numismática. Resulta que “el
Charly” comentó que “los pilotos deben de volver de forma segura
a la pista”, pues el cacharrazo que se dio Kimi en Silverstone dio
impresión y susto. Es cierto que el regreso al trazado de Raikkonen fue sin
levantar el pie, pero gente como el director de carrera de la F1, no deben
olvidar que allí el límite de la pista con el arcén andaba algo desnivelada, y
de ahí el salto del Cavallino. Y una sencilla pregunta al aire, ¿a qué en Abu Dhabi, por ejemplo, eso nunca
sucedería?
© Sammas
Ver otros ecos:
“Artículo
original en caranddriverthef1.com”
“One week later: Hockenheim – Alemania 2014”
“Co-Ko
returns”
“One
week later: Silverstone, gran premio de Gran Bretaña”
“One week later: Red Bull Ring, gran premio de Austria
2014”
“Sin
aires nuevos por Austria”
Información de F1 en: "Ecos
desde los boxes"