BÉLGICA, TIERRA DE UN MÍTICO CIRCUITO, DE UNA CATEDRAL DEL
ASFALTO
Así que piedras pocas,
bloques de caliza cero, ningún crucifijo, pues está enclavado en un frondoso
bosque rebosante de árboles llamadas
piceas, rodeadas de mucha vegetación. La pista por tanto, casi no se
distingue desde el aire, pues está plenamente mimetizada con el paisaje. En sus 7 kilómetros de recorrido, se
pueden ver carreras donde en unas partes del trazado llueve o diluvia, en otras
sale el sol, puede haber niebla o no, con el resto entre nubes y claros.
Así que los miles de
espectadores que puede acoger a lo largo de su traza, llevan robustos y amplios paraguas, coloridos canguros y
chubasqueros, botas de agua y alguno incluso, traje de hombre rana o neopreno
por si acaso. Los lugares donde se sitúan, tienen unas magníficas vistas de lo
que allí sucede, desde la mítica subida a Eau
Rouge, pasando por el Raidillon,
hasta llegar al inicio de la bajada en Les
Combes. Luego tenemos las zonas de Rivage,
Pouhon y Fagnes. Finalmente la curva de Paul
Frere seguida de la casi imperceptible de Blanchimont, que precede a la actualmente inexistente parada del
bus, junto a la chicane de entrada y tras la recta de meta, la cerradísima
horquilla de Le Source, de triste
recuerdo reciente para el español Fernando Alonso en el año 2012.
“La Belgique” en francés, Reino
de Bélgica desde 1830 para
entendernos todos. Es un país de poco más de 30.000 km2, dieciséis veces más pequeño que España y 10.5 millones de habitantes, cuatro
veces menos. Sin embargo su PIB de nación del primer mundo, es potente
y musculoso, casi la mitad del
español, dado que está fuertemente industrializado desde comienzos de
la revolución industrial, siglo XIX, destacando la fabricación de automóviles.
Allí están presentes, plantas de Volkswagen,
Ford, Opel y Volvo-Geely. Su
enclave estratégico, tiene fronteras con Francia, Holanda y Alemania, le
permiten tanto las importaciones como las exportaciones. Destacan empresas como
Wabco en la automotriz, C&A en el textil, DHL en el campo logístico y del
transporte, Agfa en el químico y Sabca en el aeronáutico.
Su enseña, su bandera,
tiene tres franjas verticales del
mismo tamaño, con los colores negro,
que representa la tonalidad del acero del sable, amarillo, de la piel del león, y el rojo, de la sangre en los colmillos del anterior. Estas tonalidades
representaban al ducado de Brabante. Allí se hablan tres idiomas, el alemán,
el valón, una especie de francés raruno y el neerlandés o flamenco.
Este último carece claro está, de “cante,
toque y baile”. País fundador del entonces llamado Mercado Común, 1957,
posee unas inmejorables comunicaciones, tanto carreteras, autopistas, canales,
puertos y vías férreas. Para animar el espíritu, los autóctonos consumen ingentes cantidades de cerveza y nunca
conducirán tras ello. Además cuentan con una gastronomía variada, destacando
las patatas, la carne, los quesos y para el postre, magníficos chocolates.
Mira que no hay semana
que no tenga que mentar a Luca, no, no es el de la canción de Suzanne Vega, que
me refiero a Cordero “di Monteceporro”. Es innegable que este hombre
viste bien, luce buen palmito, tez bronceada sin excesos, además de unos
educados modales. Pero me da que la chola no
la tiene muy bien amueblada, pues fue soltar “Enzo Ferrari estaría contento de
ver como hemos crecido” y sonar dentro de mi cabeza todo tipo de
sonerías, sirenas, alarmas, de chiflos en castellano antiguo. Que luego
afirmó estar tomando decisiones con rapidez, que hacen progresar al equipo de
manera significativa. Como guinda del pastel de agarrarse: “el
objetivo es crear las condiciones necesarias, para abrir un nuevo ciclo
virtuoso”. Pues si esto último viene de “Virtudes”, ese dúo femenino no
hacía otra cosa que contar chistes y no muy buenos la verdad, de poquísima
gracia.
Casi a renglón seguido
de lo anterior, van y surgen unas declaraciones de otro Luca, este Marmorini, el Ex jefe de motores de
Ferrari, casi procedentes del averno, o cráter que aunque según los griegos no
arrojaba lava incandescente, no dejarán
de levantar ampollas. Resulta que su departamento fue conminado, recibió la
orden vamos, de producir el nuevo V6 Turbo más pequeño, más compacto que el de
sus competidores. La evidente falta de potencia entonces, sería compensada “con
las pertinentes soluciones aerodinámicas”, aportadas por el
departamento de diseño comandado por Nicholas
Tombazis. Ante semejante despropósito, queda claro que el débil rendimiento
del propulsor, puede proceder del nombre de este último ingeniero: “Ni chola”,
nada de cerebro para que me entendáis.
Pasando del rojo al azul, con algún
tinte rojo, el equipo Toro Rosso manejado con dos ásperas manos, las de Frank Tost, cumple año tras año aquella
máxima de “quien
amenaza pues … avisado quedas”. Y es que a pesar del gran papel
demostrado en Hungaroring por su piloto Jean-Eric
Vergne, llegó a rodar en segunda posición varias vueltas, su plaza para la
próxima temporada pendía de un hilo. Tost que no suele andarse con rodeos, que
para eso lucen un gran astado, tipo Bisonte, en la chimenea del bólido,
solicitó al francés “un gran resultado”. Pues sin llegar
a Spa y aunque Vergne imagino que se encomendó a San Pafnucio, santo de las
causas perdidas o a San Expedito, el de las causas urgentes, con enorme
devoción y denuedo, vió como se anunciaba la
llegada del pipiolo Max Verstappen
para la temporada 2015, ocupando su plaza de manera cruel.
Siguiendo con los toros, un espada al
volver a su casa es preguntado cómo le fue todo en la plaza. Algo apesadumbrado
contesta: “hubo división de opiniones, unos se acordaron de mi madre, mientras los
otros lo hacían de mi padre”. Decir que el insultado, fue quien se jugó
el tipo en la plaza, al igual que los pilotos lo hacen sobre los fórmula 1, para
que luego vengan enteradetes del tres al cuarto y digan: “tenemos un puñado de puntos
realmente patéticos”. Eso lo dijo un director técnico, el de Toro
Rosso, llamado James Key, es decir, Juan Llave en español. Que pá mi
no es conocido ni en su casa y como no le preguntan cómo va todo, pues la
criatura abre
la boca a lo tontuso, a lo modorro, sin respetar el trabajo de
otros, los verdaderos protagonistas del circo, los que se juegan el pellejo en
cada gran premio.
Y ya que estamos en
plena canícula de Agosto, otro dicho jacarandoso: “quien bajo buen toldo se cobija, fresca sombra tendrá”. Y si no que
se lo digan a Esteban Gutiérrez, que
anda el mushacho algo febril, imagino que por darle demasiado sol en la
azotea. De otro modo no me explico lo expuesto recientemente por el mejicano; “en
Sauber están contentos conmigo y quieren que continúe”. Luego
pensándolo mejor me dije que quizás el chaval se puso a fumar por los nervios que pasa,
dados los malos resultados y eso no le sienta nada bien. Que si se dio al
mentolado de la marca “Virgina Slim”,
esos pitillos marean, pues se deben aspirar muy fuerte para que echen algo de
humo. Así que mi consejo es dejarlo del todo o quizás mejor, recortarlos hasta
dejarlos solo en Slim, que seguro
entonces todo es “más mejor güey”.
Mientras tanto, un
gran piloto anda algo aburrido por otras pistas que no son las de la fórmula 1.
Me refiero al escocés Paul di Resta,
campeón de la F3 Euroseries en el
2006, del DTM en el 2010 y con casi 60 grandes premios de F1 a sus espaldas.
Pero el carecer de padrino es lo que tiene en los tiempos que corren, que resulta casi
imposible encontrar un volante con el que apuntalar lo ya
demostrado. Que este tipo sabe hacer bien las cosas, es rápido, fiable, con talento y una testa bien amueblada. Así que según Paul no cejará en su empeño
de regresar a la máxima especialidad, en cuanto a monoplazas se refiere, que
anda ojo avizor como joven halcón, para atrapar algún hueco que pueda quedar
libre. Por mi parte y en una palabra,
suerte, mucha.
Hablemos de un tipo
altanero, de un galán de medio pelo, afortunadamente de un Ex mandatario de la
fórmula 1 desde hace tiempo. El fulano
era muy aficionado a disfrazarse de nazi y organizar fiestuquis de pésimo
gusto, contratando además un montón de “putipistas”.
Efectivamente me refiero a Max Mos@ley, muy dado a impartir regulaciones,
imponer preceptos desde los años 2000, la mayoría absurdas hasta decir “alto, basta, so, para”. Pues la
criatura vetusta sigue dando la matraca con lo de reducir costes, rebajar
gastos, cercenar los cuartos a cada equipo. A gentes así se las denomina a
veces por algunos “mentes pensantes”,
que la cosa tiene tela. Yo en mi casa por ejemplo, tuve una “maceta pensante”,
un pensamiento vamos, y jamás la escuché
decir nada inteligente, como a Max. Eso sí, el tiesto de veras era bonito,
sano y colorido, que daba gloria verlo.
©
Sammas
Ver otros ecos:
“Artículo
original en caranddriverthef1.com”
“De un lugar nada relajante”
“One week later: Hungaroring – Hungría 2014”
“Dentro
de un telón, que decían que era de acero”
“One
week later: Silverstone - Gran Bretaña 2014”
Información de F1 en: "Ecos desde
los boxes"
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