SIN MORDERSE LA LENGUA
La verdad es que el colombiano Juán
Pablo Montoya Roldán, ojo con las
rimas de su primer apellido, nunca lo hizo. Tipo de fuerte personalidad, rápido
con un volante entre las manos, es de los firmes partidarios y demostrado defensor,
de que la línea recta es el camino más corto entre dos puntos, hasta en la
antigua chicane conocida como "la parada del autobús" dentro del circuito de Spa Francorchamps.
Williams. J. P. Montoya. Mónaco 2003. De: Sutton |
Por ello y la vista del rumbo que toma
la actual fórmula 1, no dudó ni un segundo en afirmar: “Los
pilotos ahora son unos vagos”. Aclarar eso sí, que no es que lo
fuesen antes de llegar a la F1, ni tampoco todo el rato, pues Montoya se
refiere al tiempo que están dentro del cockpit solamente. Está directamente
relacionado con algo que todo el mundo en este deporte conoce, la excesiva “monitorización”, sensores por doquier
en los monoplazas, cientos, y el papel desempeñado por los ingenieros de
carrera. Ellos constantemente indican al piloto si los frenos están demasiado
sobrecalentados, cuestiones de mapas motor-consumo, de cuanto desgastar o no
los neumáticos, etc. Y aquí es donde Juán Pablo aporta una muy buena idea;
eliminar sensores, dejar que los pilotos
conduzcan sus coches como antes, de manera intuitiva, sintiendo los cambios
en el bólido según transcurre una carrera. Está claro, quien tuvo, tiene y
tendrá siempre.
Todavía recuerdo que con la llegada de
la democracia a España, se acuñó de manera sarcástica la frase, “que
se pue largar, ya no hay problema”. Pues en la fórmula 1, año 2015, al
contrario; problemas tendrán los que hablen por la radio, aquellos que den o
reciban instrucciones de cómo pilotar el monoplaza. A esto en la lengua de
Shakespeare se le llama coaching.
Parece un mal chiste, pero es totalmente cierto, empezando ya en Hungría por
cosas como la configuración del embrague para la salida, ya únicamente desde
boxes, sin cambios posibles. Los bugas tampoco podrán tener un botón específico
para ello. En cuanto a lo que se podrá decir vía radio, solo mensajes de
seguridad, problemas críticos en el coche, si lloverá o no y creo que la hora exacta. Charlie Whiting volvió a mentar el
“famoso” artículo 20.1, uno ya
desempolvado el año pasado. Por tanto, dicen, solo deben comentarse cosas
estrictamente deportivas; ¡hombre Charlie, de cine y de música nunca
hablaron!
Una vez pasados a limpio los datos de
la encuesta de la Asociación de Pilotos, varias fueron las secuelas. Claire
Williams se mostró taciturna: “Creo que los resultados llegan demasiado
tarde para ser discutidos”. Mientras tanto, David Coulthard, señalaba
que los patrones de los equipos dicen estar muy
pendientes de la opinión del público, aunque solo frente a las cámaras,
para luego hacer lo que les viene en gana. Desde luego el más original fue
Damon Hill, poniéndole música al asunto, lo que siempre es de agradecer: “¿Alguna
vez se oyó que los Rolling Stones hicieran una encuesta?”. El británico
además cree que “el deporte sabe por si solo lo que necesita hacer”. Imagino que
el campeón del mundo del año 1996 se referirá, a que de hacer bien las cosas,
ningún sondeo era necesario, algo poco cierto en este momento. Discrepo además
en que la fórmula 1 pueda hacer por sí sola nada, sin unos dirigentes aptos,
competentes, entendidos y muy preparados.
Williams FW18. D. Hill. Brasil 1996. De: Sutton |
Niki Lauda desde sus inicios en la
competición automovilística, fue otro que se caracterizó por su rapidez, su
constancia y por no morderse nunca la
lengua. De inicio es algo lógico, porque de hacerlo duele y mucho. Por
tanto acumula decenas comentarios lacónicos, repartiendo estopa desde los lejanos
años 70. El último tuvo tintes gastronómicos: “En
Maranello hacen mucho mejor los espaguetis que los coches”.
Rápidamente, como es habitual en él, Toto Wolf ejerció de bombero, declarando
que todo el mundo sabe de lo abierto y
directo que es Niki al opinar, quizás demasiado para los tiempos que
corren. Ya con el temporal algo más calmado, Lauda dijo: “Los italianos saben que Ferrari
siempre ocupará el número 1 en mi corazón”. Más tarde añadió: “Allí
logré 15 victorias, 2 de mis tres títulos, así que mi respeto por ellos es muy
grande”. Creo que de no haber olvidado las
pizzas, lasañas y risottos, nadie en la Scuderia se hubiera molestado lo
más mínimo.
Ya sabemos que Felipe Nasr es un chico
“normal”, que llegó a la máxima
competición del automovilismo de manera “normal”.
Él asegura que lo del Banco do Brasil es pura anécdota, y que los millones que
ponen en la escudería Sauber, una decena larga, es algo corriente. Por tanto
más que un patrocinio hacia su persona, cuyo resultado es alojarlo en un
monoplaza de vivos colores, hablaríamos de un sencillo mecenazgo. Lo que ya no es tan usual es que un piloto
diga: “Es importante que dejemos de tirar el
dinero en cosas que posiblemente no funcionen”. Nasr está
preocupado porque los resultados, según pasan las carreras, han quedado algo
estancados, tras un arranque de temporada bastante prometedor. Pero de ahí a meterse en temas técnicos,
que van desde el diseño óptimo de las piezas o cómo obrar en el túnel de
viento, va un trecho grande, más o menos, la distancia entre Brasil y Hinwil,
eso sí, a nado.
Esta temporada en el team Red Bull, más que correr a tumba abierta, trotan
irregularmente. Desde luego que los problemas del propulsor Renault
influyen, pero es evidente que el RB11 no brilla en conjunto como lo hicieron
sus predecesores. Como a perro flaco las costillas le verás, Max Verstappen
tuvo la ocurrencia de comentar, que en Toro Rosso tienen el segundo mejor
chasis después del de Mercedes. El jovenzuelo citó a James Key, diseñador del
STR10, “como el artífice de tal maravilla”, cosa discutible sin duda.
Más tarde Christian Horner, quiso poner las cosas en su sitio, citando que la
terna responsable del monoplaza de los bisontes rojos, Rob Marshall, Pierre
Wache y Dan Fallows, mancos no son. Finalmente el aún jefe de este cotarro de
técnicos, Adrian Newey, afirmó que el equipo necesitará mucha suerte para
anotarse un triunfo. Auguro una urgente reunión Tost-Horner para
poner las cosas en su sitio, con Key ascendiendo a RBR y Fallows recalando en
STR.
Adrian Newey. Foto: Sutton |
En la película del año 1993 “¡Liberad a Willy!”, un valiente
muchacho de 12 años lucha por dejar libre a una espectacular orca, retenida en
un angosto parque acuático. Dando un salto en el tiempo de 22 años, un calmado
ingeniero aeroespacial francés, trata de
rescatar de un pequeño bloque motor V6 turbo, lleno de componentes
electrónicos, una importante reata de caballos. Hablo evidentemente de Eric
Bouiller, team manager de McLaren, quien dijo lo siguiente: “Si somos capaces de liberar potencia, quizás seamos capaces
de luchar por el podio”. El galo basa todas sus ilusiones, de
nuevo, por enésima vez, en que de exprimir más potencia del power unit by
Honda, mayor velocidad en las rectas, “ganado mucho tiempo”. De un
eficiente paso por curva, de tener distintos setup competitivos en el bólido,
de la eficacia de los frenos, de la fiabilidad del conjunto, nada dijo. Bien
sabe Bouiller que faltando lo anterior, mucho tiempo fuera de la pista o en los
boxes, estará cualquier coche de competición; en Hungría 2015, a peor, Alonso empujando penosamente el MP4-30H en el
carril de boxes…
Ver
otros ecos:
“Artículo original en
caranddriverthef1”
La audiencia tiene siempre
la razón
Verde, que te quiero verde…
y verte
Un coche con dos alas
distintas
“One
week later: Austria 2015”
Pilotando por tierra y casi
por el aire
“One week later: Canadá 2015”
Información de F1 en: "Callejón
de boxes"
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